Luiz Inácio Lula da Silva aterrizó la noche de este martes en Bogotá para visitar a Gustavo Petro con un sinnúmero de focos de conflicto diplomático en la región. México rompió relaciones con Ecuador tras el asalto policial a la embajada norteamericana en Quito, mientras que Venezuela ha chocado con Chile en medio de crecientes preocupaciones sobre un proceso electoral en el que el chavismo ha bloqueado el paso a las candidaturas opositoras. Aunque la visita de Lula tiene en teoría un acento cultural, pues responde a la invitación para inaugurar la feria del libro de Bogotá, en la que Brasil es el país invitado, los dos mandatarios analizarán, entre otros temas de la agenda regional, el rumbo del proceso electoral venezolano, admiten desde la Cancillería brasileña.
Los dos presidentes de izquierdas, parte del eje progresista latinoamericano, han endurecido recientemente el tono con respecto al Gobierno de Nicolás Maduro luego de meses de silencio y discreción diplomática. Que las autoridades venezolanas hayan vetado a Corina Yoris, la candidata designada por su tocaya, la inhabilitada María Corina Machado, es “grave”, dijo Lula el mes pasado con ocasión de la visita a Brasilia del presidente francés, Emmanuel Macron. Petro, por su parte, llegó a calificar ese veto de “golpe antidemocrático”, pero la semana pasada visitó a Maduro y prometió desde Caracas –donde también se reunió con el opositor Manuel Rosales– que Colombia trabajará por la “paz política” de Venezuela.
“La situación regional es un tema de obligatorio abordaje” y el proceso de cara a las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela es “de interés para ambos países”, dijo la semana pasada el director del departamento de Suramérica del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, João Marcelo Galvão de Queiroz, en una rueda de prensa previa al viaje. Lula y Petro coinciden en que “aislar” a Venezuela “no sirve ni ha servido para nada”, y continúan decididos a promover un diálogo entre el Gobierno de Maduro y la oposición para garantizar unas elecciones libres y transparentes, apuntó el diplomático. Bogotá y Brasilia “comparten visiones muy similares en lo que respecta a la dimensión amazónica que ambos poseen y en relación con la integración sudamericana y regional, de manera más amplia”, añadió.
Lula se reúne este miércoles con Petro en la Casa de Nariño para abordar la agenda bilateral que incluye temas de comercio, desarrollo sostenible, integración regional y la protección de la Amazonía, un asunto en el que ambos mandatarios ponen el acento. Brasil y Colombia comparten un destino como dos de los países más biodiversos del mundo, y sus presidentes encuentran allí importantes coincidencias –con matices en torno a la exploración petrolera, que Petro se propone dejar atrás–.
Los dos han exhibido sintonía en el frente ambiental, con Cali como sede de la cumbre mundial de biodiversidad de este año, la COP16, y Belem do Pará de la de cambio climático de 2025, la COP30. Sudamérica es hoy el corazón de la agenda ambiental global, con Brasil y Colombia como los países que más han reducido la deforestación en el mundo, destaca un comunicado oficial del palacio de Planalto: “El compromiso con el medio ambiente es una seña de identidad de ambos países”.
La visita contempla la firma de varios instrumentos de cooperación para impulsar alianzas estratégicas en materia de derechos humanos y desarrollo rural, informa por su parte la Presidencia colombiana. Lula también atenderá en la capital un foro con empresarios de los dos países. Según datos oficiales, en 2023 el comercio bilateral sumó 6.100 millones de dólares, con una balanza inclinada en favor de Brasil, que exportó productos por 3.800 millones de dólares.
Lula finalmente asistirá junto a Petro a la inauguración de la feria del libro de la capital colombiana, la popular FILBo, una de más grandes de la región, en la que la naturaleza es el eje programático en esta edición. Al mandatario lo acompaña su canciller, Mauro Vieira, así como sus ministras de Cultura, Margareth Menezes, y de Igualdad Racial, Anielle Franco. Aún en medio de libros, escritores y ambientalistas, Maduro, con toda probabilidad, será un tema de conversación difícil de evadir.