Jalen Brunson ya no aguantaba más.
Basta ya de tres derrotas consecutivas al inicio de la temporada. Basta ya de las crecientes dudas sobre Mike Brown y su encaje en el equipo. Basta ya del repentino mal ambiente que rodea a los Knicks.
Brunson suele ser su fuerza estabilizadora. Después de que los Knicks sufrieran su primer revés durante la etapa de Brown, Brunson calmó las aguas.
Anotó 19 de los primeros 34 puntos de los Knicks y marcó la pauta de inmediato. En el último cuarto, el Madison Square Garden se llenó de cánticos de MVP. Y terminó con 31 puntos, la mayor cantidad del partido, en la victoria de los Knicks sobre los Bulls por 128-116 el domingo por la noche, dando inicio a una serie de siete partidos en casa.
Brunson calificó de “inaceptable” el inicio de la derrota del viernes ante los Bulls en Chicago. El domingo, dijo, fue “todo lo contrario”.
“Estoy contento con cómo empezamos esta noche”, dijo Brunson. “Solo tenemos que seguir construyendo sobre esta base”.
El domingo se sintió como un momento importante en los inicios de Brown con los Knicks. No perdieron cuatro partidos seguidos el año pasado bajo la dirección de Tom Thibodeau. La última vez que lo hicieron fue en febrero de 2024. Brown corría el riesgo de que eso sucediera a los seis partidos de asumir el cargo.
Tras irse al descanso con una ventaja de 68-60, un rebote largo tras un triple fallado de Brunson en la primera posesión ofensiva de los Knicks en el tercer cuarto propició un contraataque de los Bulls y otra bandeja fácil para Okoro. Brown acababa de hablar con su equipo en el descanso, pero no tardó en pedir un tiempo muerto a los 39 segundos de la segunda mitad. Los Knicks respondieron con una racha de 16-10 y recuperaron una ventaja de dos dígitos antes de que los Bulls pidieran su propio tiempo muerto.
“Como equipo, no nos esforzamos lo suficiente en esa posesión”, dijo Brown. “Y solo necesitaba recordárselo”.
El apoyo a Brunson fue muy equilibrado. Anunoby aportó 21 puntos y Karl-Anthony Towns contribuyó con 20. Además, varios de los triples de Brunson fueron tiros limpios, tras recepción y lanzamiento, justo lo que Brown buscaba al hacer que Brunson jugara más sin balón, con un énfasis colectivo en la circulación del balón. Con esta victoria, Brunson superó los 9000 puntos en su carrera.
