Los ataques de EE.UU. sobre las instalaciones nucleares iraníes no lograron destruir los componentes centrales del programa atómico de Teherán y probablemente solo lo retrasaron seis meses. Así lo señala una evaluación temprana de inteligencia estadounidense descrita por fuentes familiarizadas citadas este martes por la CNN, NBC News y The New York Times.
El informe confidencial indica que los sitios de Fordo, Natanz e Isfahán no sufrieron tantos daños como algunos funcionarios de la Casa Blanca esperaban y que la República Islámica aún conserva el control de casi todo su material nuclear, lo que significa que si decide fabricar un arma nuclear aún podría hacerlo con relativa rapidez.
Además, se da cuenta de que gran parte de las reservas iraníes de uranio enriquecido se trasladaron antes de los ataques, que destruyeron solo una pequeña parte del material nuclear. El componente clave podría haber sido transportado a instalaciones nucleares secretas iraníes, advierte el reporte. Incluso una fuente reveló que las centrifugadoras están prácticamente intactas.
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Los daños se limitaron principalmente a las estructuras superficiales, que sufrieron graves desperfectos, según las personas consultadas. Esto incluye la infraestructura eléctrica de los sitios y algunas de las instalaciones utilizadas para convertir el uranio en metal para la supuesta fabricación de bombas.
En esa línea, evaluaciones iniciales de la destrucción realizadas por Israel también han cuestionado la efectividad de los ataques. Funcionarios de defensa del país hebreo afirmaron haber recopilado pruebas de que las instalaciones subterráneas de Fordo no fueron destruidas.