El Ministerio de Agricultura anunció la suspensión de avionetas fumigadoras en San Francisco de Macorís que operen fuera del horario establecido. Esta decisión se tomó tras una reunión con autoridades locales y representantes del sector educativo, quienes buscan solucionar los casos de intoxicación en escuelas debido a la aplicación aérea de plaguicidas.
La medida fue notificada por la directora de Sanidad Vegetal, Rosa Lazala, quien, por instrucciones del ministro Limber Cruz, se trasladó a la provincia Duarte junto a un equipo de expertos. Durante la reunión, se destacó la necesidad de reforzar los controles sobre el uso de productos químicos en la agricultura.
Refuerzo en la supervisión
Sanidad Vegetal asignará más técnicos a la subdirección de plaguicidas para supervisar la preparación de los productos químicos y controlar los horarios de aplicación en las parcelas agrícolas. Este esfuerzo busca prevenir intoxicaciones y proteger la salud de la población, especialmente de los niños, quienes han sido los más afectados.
La doctora Rosario Gómez, especialista en toxicología, explicó que los niños intoxicados presentan condiciones como alergias, asma bronquial, hipertensión, hipotiroidismo y diabetes. La inhalación de estos químicos agrava sus padecimientos, lo que ha generado alerta en la comunidad.
Participación multisectorial
La reunión contó con la presencia de Joan López, consultor jurídico de Agricultura; Frank Ventura, director regional Nordeste; Wilson Ortega, director regional de Educación 07; Zeneida Antigua, directora provincial de Salud Duarte; y María Brito, procuradora de Medio Ambiente. Todos coincidieron en la urgencia de implementar medidas más estrictas para regular las fumigaciones aéreas.
¿Qué sigue?
Con la suspensión de avionetas fumigadoras que incumplan las normas, se espera reducir los riesgos para la salud y el medio ambiente. Además, se reforzará la capacitación de los agricultores y operadores de avionetas para garantizar el cumplimiento de los protocolos establecidos.
Esta decisión marca un paso importante hacia una agricultura más segura y sostenible en San Francisco de Macorís, priorizando el bienestar de la comunidad y el cuidado del entorno.
