No cabe duda que en los últimos meses en el campo de la nutrición y alimentación saludable, el consumo de las adecuadas fuentes de carbohidratos se ha vuelto un tema de suma relevancia para la salud general y sobre todo con una óptima pérdida de peso. Si bien hemos escuchado hasta el cansancio sobre las diferencias entre los carbohidratos simples y complejos, cada día son más las personas interesadas en seguir una dieta equilibrada que les permita bajar de peso de una manera eficaz y sin efecto rebote.
De cierta manera hoy en día, cada vez tenemos más claro las devastadoras consecuencias del consumo de carbohidratos ultraprocesados; no es novedad decir que son el enemigo más letal para el peso corporal y la salud ¡se relacionan con un alto riesgo de enfermedades crónicas! Sin embargo hablando de manera más cotidiana, en muchas ocasiones resulta complicado elegir la mejor alternativa de carbohidrato básico, como sucede de manera muy común con el pan y las tortillas.
Enfocado en sus efectos sobre la salud de manera general podemos decir que se trata de productos algo similares, sin embargo mucho dependerá del tipo de tortilla y pan. Finalmente, al igual que el pan, las tortillas están hechas de un grano, ya sea trigo o maíz, por lo que algunos nutrientes son similares ¿Las principales diferencias? Su valor calórico, que difiere según el tamaño, grosor y el contenido de grasa.
Para mayor contexto: una rebanada de pan de una onza normalmente contiene de 75 a 100 calorías. Mientras que las tortillas de maíz, la opción tradicional para tacos y enchiladas, generalmente por cada dos piezas de tamaño estándar aportarán aproximadamente 100 calorías. Cabe mencionar que las tortillas de harina son un poco más altas en calorías porque contienen grasa agregada para hacerlas más suaves y fáciles de enrollar.
Una pieza de tortilla de harina generalmente aporta de 90 a 100 calorías, sin embargo no suelen ser la alternativa más recomendada para bajar de peso ya que contienen grasa. Además normalmente al ser utilizadas para preparar platos como los burritos, fajitas y chimichangas, se utilizan piezas mucho más grandes y gruesas que la medida estándar: una tortilla de harina de 12 pulgadas puede contener casi 300 calorías con más carbohidratos que tres rebanadas de pan.
Más allá de las calorías, el valor nutricional es el aspecto más relevante y se relaciona directamente con los ingredientes que se utilizan tanto en la elaboración de las tortillas, como en el tipo de pan. Es decir si fueron elaborados con el uso de granos integrales y grasas saludables, son perfectamente saludables. Es por ello que los nutricionistas recomiendan apostar por el consumo de tortillas de maíz y pan integral, evitando las versiones “blancas y refinadas”.
De tal modo que apostar por las variantes saludables de cualquier versión de tortilla y pan, es el secreto para integrar estas fuentes de carbohidratos de manera segura y saludable bajo el marco de un esquema de alimentación equilibrado. una buena opción consumirlos conforme el platillo e intercalarlos a lo largo de la semana.
Entre los aspectos más determinantes sobre las tortillas de maíz, podemos decir que no contienen grasas saturadas ni grasas trans. También son valoradas por su contenido en minerales y micronutrientes esenciales: fósforo, magnesio, hierro, cobre, calcio y potasio. Son consideradas un buen aliado para aumentar el consumo de calcio en la dieta, de tal manera que benefician el crecimiento en niños pequeños y son perfectas para proteger la salud ósea y prevenir la osteoporosis.
Benefician la ingesta calórica diaria, son muy saciantes y son una buena alternativa de carbohidrato sin gluten. Además brillan por sus propiedades antiinflamatorias y es por ello que son un alimento muy noble para quienes son propensos a la hinchazón y quienes padecen de diversas afecciones digestivas como colitis y síndrome de intestino irritable. Y claro son un buen complemento nutricional para bajar de peso, en gran parte por su alto contenido en fibra, que beneficia la salud digestiva, intestinal y cardiovascular.
Por su parte a pesar de que actualmente muchos defensores de las dietas modernas más populares, como la cetogénica y paleo, afirman que comer cereales es malo para la salud. Se cuenta con numerosas referencias científicas que avalan los beneficios de seguir una dieta rica en granos integrales, de hecho, comer pan de cereales integrales se asocia con varios beneficios, incluido un menor riesgo de diabetes, enfermedades cardíacas e hipertensión arterial. Muy al contrario de las devastadoras consecuencias de una alta ingesta de granos refinados, que normalmente vienen acompañados de obesidad, inflamación y afecciones cardiovasculares.
El pan integral tiene la inmensa virtud de aportar los beneficios nutricionales de los granos enteros. Se caracteriza por su alto contenido en fibra, vitaminas, minerales, proteínas, antioxidantes y compuestos vegetales, que benefician la salud en numerosos aspectos. Su consumo se asocia con un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, infarto, obesidad, diabetes, cáncer, beneficia el proceso digestivo y reduce la inflamación.
Podemos concluir que tanto el pan como las tortillas forman parte importante de una dieta sana, siempre y cuando se consuman con cautela. Sobre todo es vital apostar por las versiones integrales que son ricas en fibra, que aportan un paquete mucho más completo de nutrientes y compuestos vegetales que protegen la salud y son esenciales en la pérdida de peso. Finalmente todo se trata del equilibrio, la moderación y la calidad de los alimentos que consumimos, lo cual hace perfecto sentido con la actual tendencia de nutrición y nos invita a alimentarnos de manera natural y consciente.