Con 643 goles en 748 encuentros vistiendo la camiseta del Barcelona, el argentino igualó los 643 tantos anotados por Pelé en 757 partidos en las filas del Santos en partidos oficiales.
La estatura profesional de un deportista, su trayectoria y el resumen de su carrera se miden objetivamente en estadísticas. Cifras que pueden dar lugar a interpretaciones, discusiones y matizaciones. Datos que pueden aceptarse en términos absolutos o relativos. Pero números que se defienden a sí mismos y suponen la concreción suprema. Estadísticas parciales o totales, mayores o menores, temporales o definitivas alimentadas por victorias, títulos, trofeos, etc., que colocan a su propietario en un determinado lugar en la historia del deporte.
Leo Messialcanzó otra cima estadística en el fútbol mundial. Preludio de la siguiente. Con 643 goles en 748 encuentros vistiendo la camiseta de un mismo club, el Barcelona, igualó los 643 tantos anotados por Pelé en 757 partidos en las filas del Santos. Hablamos de goles en partidos oficiales. Leo ha marcado 450 en la Liga, 53 en la Copa, 118 en la Champions, 14 en la Supercopa de España, 3 en la Supercopa de Europa y 5 en el Mundial de Clubes. Y no se va a detener aquí…
La cuenta se inició el 1 de mayo de 2005. Messi anotó un gol, el segundo, en la victoria liguera por 2-0 del Barcelona frente al Albacete (el primero fue de Eto’o). A lo largo de los años posteriores, el argentino fue creciendo en capacidad realizadora hasta alcanzar, en la temporada 2011-12 una cifra que excedía la exageración para ingresar en el paroxismo. Fueron 73 goles, 50 de ellos en 37 partidos de Liga. La siguiente temporada fue también de asombro: 60 goles, 42 de ellos en 32 partidos de Liga. En el total de sus siete "pichichis", sólo en ese caso de máximo realizador, Messi ha marcado 261 goles en 241 encuentros.
LA IDENTIFICACIÓN CON EL CLUB
Messi, una ventaja deportiva y un inconveniente económico en la actual coyuntura del Barça, refuerza aún más de este modo su doble identificación futbolística (siempre) y humana (¿aún?) con la entidad. Tras la muerte, tan desordenada como su vida, de Maradona, luego de ese desbarajuste póstumo, han vuelto al primer plano las comparaciones entre los considerados, en general, mejores futbolistas de todos los tiempos. Por orden de edad: Di Stéfano, Pelé, Cruyff, Maradona y Messi.
Del quinteto, Pelé y Messi representan la fidelidad suma a un escudo; la plena estabilidad en un gremio sujeto, a causa de la índole de las reglas del mercado, a cambios de geografía y de colores. Un oficio caracterizado por ideas variables y amores nómadas. Cada uno en su tiempo, Pelé y Messi no han podido estar mejor pagados (sobre todo, en términos absolutos y relativos, Messi). Pero semejantes lealtades en carreras tan largas bajo una misma bandera parecen responder a la equiparación de los ideales con los intereses. A la razón del corazón junto a la del bolsillo. Indicarían, después de todo, que los sentimientos pueden no ser comprados. Ni vendidos. Al menos completamente. Un motivo más de adoración por parte del aficionado, que sólo se cansa de ver caras repetidas cuando no responden a las expectativas.