La Vega.- El Obispo de la Diócesis de La Vega, Monseñor Héctor Rafael Rodríguez, hizo un llamado a toda la población dominicana, votar masivamente el 5 de julio, para elegir el nuevo presidente de la Republica, los diputados y senadores, que defiendan la vida desde su concepción, el medio ambiente, la familia, que vayan aplicar una justicia de equidad y que gobierno para todos, pensando en los mas necesitados.
En una carta pastoral en nombre de la diócesis que dió a conocer Monseñor Héctor Rafael Rodríguez, presentó el perfil que los votantes deben elegir en las próximas elecciones, colocando como prioridad a los candidatos honestos, responsables, que no hablen mentiras, que no anden depredando por tres cheles los lugares donde nacen los ríos, que apuesten por la defensa de la familia, que no vayan a los puestos hablar mentiras, a pensar en sus interese particulares.
En ese sentido, el prelado católico también hizo un llamado a los consagrados (sacerdotes, diáconos, religiosas, presidentes de asambleas y otros), guardar en sus corazones sus simpatías políticas para evitar dividir a los comunitarios.
Héctor Rafael Rodríguez manifestó sus aspiraciones en estas elecciones del 5 de julio entre la que se encuentran:
- Que las gentes vaya de manera masiva, libre y voluntariamente a ejercer su derecho a voto, tomando las medidas de precaución por el coronavirus, y aconseja aquellos que tienen una condición de salud delicada, NO ir a votar para que no arriesgue sus vidas.
- Que sea un voto de conciencia, no de arrastre, donde se elijan las mejores opciones de candidatos para el país, donde no se elija para favorecer a una persona, o un partido político en particular, y pensar en el país, no en intereses particulares.
- Que el árbitro, el réferi, en ampalla, de este torneo electoral que es la Junta Central Electoral, sea un árbitro justo, imparcial, creíble, que garantice un proceso legítimo, que no se cuestione, transparente, evitando que se generen alteraciones, inconformidades, en el peor de los casos actos violentos.
- Ausencia de la odiosa práctica de la compra y ventas de cedulas, que relaja la solemnidad del certamen electoral.
- Que se respete la voluntad del pueblo expresada en las urnas, que haya un comportamiento civilizado, cívico, a fin de evitar el disgusto colectivo.