Buenos Aire, Argentina. La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner sigue sumando problemas en la justicia federal. El juez Claudio Bonadio, su peor enemigo en los tribunales ya la había procesado en una investigación por la venta de dólares a futuro, que aún sigue su curso.
Este viernes, la citó a declarar en el marco de la causa que investiga a la empresa Los Sauces por los presuntos delitos de cohecho y lavado de dinero, según consignaron fuentes judiciales.
El llamado también alcanza a sus dos hijos, Máximo (director) y Florencia, a los empresarios Cristóbal López y Lázaro Báez, y a otras personas vinculadas con las operaciones hechas por la empresa bajo investigación.
La causa investiga la potencial connivencia de los empresarios con la firma, que se constituyó con un capital de 100.000 pesos (6.300 dólares) y en poco tiempo consolidó un patrimonio de $12 millones (761.000 dólares) y obtuvo ganancias acumuladas por 10 millones (634.000 dólares).
El llamado a indagatoria surge tras la pericia contable que se realizara en 2016 a Los Sauces por pedido de Bonadio y ejecutada por los contadores de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y del Ministerio Público. Allí se descubrió que el 87% de la facturación de la firma creada en 2006 corresponde a dos grupos empresarios: el de Cristóbal López (63%) y el de Lázaro Báez (24%).
El primero le pagó facturas por 15.334.484 de pesos (casi un millón de dólares) mientras que el segundo hizo lo propio por 5.662.121 de pesos (360.000 dólares). La sospecha del juez Bonadio y del fiscal de la causa, Carlos Rívolo, surge con la contabilidad correspondiente al 2008, año en que la firma que tenía como director a Máximo Kirchner comenzó a comprar propiedades en el edificio Madero Center del lujoso barrio de Puerto Madero.